domingo, 24 de septiembre de 2017

En Urabá la vida se impondrá a la muerte

 “No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que más me preocupa es el silencio de los buenos”. Martin Luther King.

Deporte por la vida y hacerle frente a la muerte.

Crónicas del Camino Por: Wilmar Jaramillo Velásquez del PREGONERO DEL DARIÉN

Siempre se ha afirmado en distintos escenarios que son los hijos quienes deben sepultar a sus padres, pero en Urabá, justamente en tiempos de afianzamiento de la paz, está ocurriendo todo lo contrario, una generación está siendo masacrada en sus calles, en medio de un silencio colectivo que aterra. Hoy son los padres, quienes llevan al cementerio a sus hijos en plena primavera.

Este año en particular ha sido funesto para la juventud regional, algunas escalofriantes cifras hablan de la muerte violenta de por lo menos setenta jóvenes en la región de Urabá en los últimos 21 meses, la mayoría de ellos en el llamado eje bananero.

Toda esta tragedia ocurre en medio un silencio atroz de quienes están llamados a velar por la vida, de la encumbrada institucionalidad que saca pecho para unas cosas, pero que lo esconde a la hora de afrontar estas realidades.
Hoy, mil jóvenes practican el deporte, 
gracias a la Fundación Cañizalez
Lo más triste y doloroso es que desde las redes sociales “se pide plomo” para estos jóvenes infractores de la ley y se utiliza toda clase de calificativos para justificar esta mal llamada “Limpieza social”. Como encaja hoy en Urabá esta frase: “No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que más me preocupa es el silencio de los buenos”. Martin Luther King.

Desde los gobiernos locales la ausencia de verdaderas políticas para afrontar estos hechos son casi nulos, en algunos casos un verdadero saludo a la bandera, siempre la respuesta es la misma: “No hay presupuesto” y las organizaciones sociales que intentan trabajar y aportar a los muchachos, reciben la puerta en la nariz cuando acuden en busca de algún tipo de respaldo. Esa es la triste la realidad, mientras los cementerios siguen llenos de cruces con nombres de jóvenes que no alcanzaron los veinte años de edad.

Hace un par de semanas el panorama en el municipio de Turbo, más concretamente en el Instituto Monte Carmelo, el panorama, no podía ser más tétrico, el sitio sagrado para el conocimiento y la sabiduría, convertido en sala velación, prácticamente de un niño acribillado a balazos.
Ocho equipos  más iniciaron sus campeonatos  en 
varios  sitios  de Apartadó, urbanos  y rurales.
Sombrío el panorama para los hogares de Urabá, sombrío para la juventud, para aquellos que se han salido del redil de sus familias, para esos que cayeron a tan temprana edad en la desgracia del delito, para encontrarse con una balazo en las oscuras calles de sus barrios.

Una cosa si es muy cierta, afrontar estas problemáticas, no producen votos como dicen crudamente algunos inescrupulosos políticos y el tema se convierte en una dificultad para los alcaldes ante la complejidad del asunto, pero justamente es ahí donde radica la capacidad de un mandatario, en buscar soluciones a los problemas más álgidos de sus gobernados, pero no ha sido así, hoy la muerte se campea impunemente por las calles de nuestros barrios, por donde debía estar caminando la vida, el deporte, el arte y la cultura en todas sus manifestaciones, en una región donde todo esto se da silvestre.
Aquí están los rostros  de la esperanza, de la vida.

“Ya es hora de tener un Estado con el monopolio de las armas y actuando con respeto a los derechos humanos. Que no hay ideal que justifique el asesinato” Alonso Salazar.

Estos menores se inician por el camino 
del deporte y las sanas costumbres
Y el silencio… el silencio es cada vez más azaroso, lúgubre como los cementerios, con la excepción de un titular de periódico y de un número más en las estadísticas de Medicina Legal, los habitantes de Urabá como en las páginas de una novela de terror y muerte se sientan a esperar el periódico del día siguiente, para ver quien fue el desafortunado que cayó, bajo el manto cómplice de la oscuridad de la noche.

Una gota de bálsamo

Por todo lo anterior, por la tragedia que viven los jóvenes de Urabá, es que la iniciativa de la Fundación Cañizalez de Apartadó, ha caído como una gota de bálsamo sobre la herida, en una maratónica tarea , en un intento por apoyar a estos muchachos y en un tiempo record de menos de un mes, han logrado uniformar a mil muchachos deportistas en diferentes modalidades y ponerlos a jugar; hacer buen uso de su tiempo libre y mantenerlos alejados de otras propuestas que terminarían por sacarlos del buen camino y llevarlos al abismo.
No hay políticas concretas  para apoyar a la juventud
En este orden de ideas ya está en marcha el programa: “Goles por la Vida” y “Apartadó Ciudad Líder” y hace poco arrancaron ocho equipos más de fútbol, con sus respectivos entrenadores y con los subjetivos nombres de: Churidó Estelar, Loma Verde, Club Sport, Huracanes, Talentos de Urabá, Colegio Cooperativo, Nuevos Talentos, y Manchester Salvador.

Felipe Cañizalez de la Fundación que lleva su nombre, se refirió así al espino tema:
“Lamentablemente no veo un plan estratégico en la región para afrontar esta problemática que le ha costado la vida a tantos jóvenes, nosotros estamos aportando un granito de arena, queremos apoyarlos en procesos culturales y educativos, donde los jóvenes son la materia prima, solamente hay que darle un empujoncito y ellos se van solos, hay grandes talentos y jóvenes con mucho que aportarle a nuestros municipio, a nuestra región, al futuro de Urabá”
"Estamos aportando nuestro granito de arena"
Los propios muchachos le han venido saliendo al paso a la paz, ellos en su gran mayoría quieren la vida, a sus familias, por eso es notorio ver por ejemplo en la cancha del barrio Obrero como escriben en sus graderías: “No más violencia si a la paz” o los jóvenes del barrio Obrero queremos la paz” y justamente en una de las paredes de la sede comunal de dicho barrios, aparece un vistoso y colorido mural que dice “Urabá, una región impregnada de cultura y juventud grita hoy: Somos semillas de esperanza para el cultivo de una paz duradera” el mural trae la firma de uno de los muchachos del sector, Jonathan Andrés Valencia Ochoa.
Semilla de esperanza  y de vida, los jóvenes hablando
 de paz en el barrio Obrero  de Apartadó.

Una juventud sedienta de paz y de oportunidades

Porque esas semillas de esperanza le ganarán la batalla a la muerte, y de nuevo como en otras ocasiones, prevalecerá la vida, y eso era precisamente lo que reflejaban los rostros de esos niños, de esos jóvenes, de su entrenadores y de sus padres cuando en el auditorio de la Fundación Rosalba Zapata, en el barrio Obrero de Apartadó, recibían sus uniformes para irse a jugar, a vivir… Reflejaban la alegría de la vida.

Amigos y aliados  de  la Fundación Cañizalez durante
 la entrega  de los uniformes a los jóvenes de Apartadó.

Otras fotografías  alusivas a la crónica:






Urabá Septiembre de 2017.