viernes, 30 de septiembre de 2016

El saludo Márquez- Aníbal Palacio



Otra muestra de la posibilidad de reconciliación, fue el inesperado y breve encuentro entre el comandante de las FARC, Iván Márquez y el ex senador Aníbal Palacio, acto que pasó casi que desapercibido para la prensa y los mismos asistentes al acto de perdón, cumplido en Apartadó. Nuestro reportero gráfico, Giovanni Montoya captó el histórico momento.



 Histórico encuentro entre Aníbal Palacio Tamayo e Iván Márquez en Apartadó

Corría el año de 1994 y la pugna entre las FARC y el antiguo EPL, ya convertido en movimiento político Esperanza Paz y Libertad, arreciaba en la zona de Urabá, una disputa territorial que se libraría a sangre y fuego y donde llevarían la peor parte los desmovilizados de EPL, ya desarmados.

Entre ellos se encontraba el aspirante al Senado por esa agrupación, Aníbal Palacio, quien justamente el día de la masacre de La Chinita, llegó al lugar que horas más tarde se convertiría en escenario de los macabros hechos, compartió con las posteriores víctimas y continuó su gira por otros lugares de Antioquia.

Las FARC, llegaron a tener al EPL como su archienemigo

Luego se produciría el genocidio de 35 personas y las heridas a otra docena de personas, salvándose Palacios de haber caído en la matanza, muerte que sería la joya de la corona para los atacantes, por su representatividad dentro del EPL, los entonces archienemigos de las FARC.

Por eso, hoy cuando se cumplió en Apartadó el acto de perdón y reconocimiento a la víctimas de esos terribles hechos, por parte de las FARC, llamó la atención el breve e inesperado saludo entre el comandante militar de las FARC, Iván Márquez y Aníbal Palacio.

Dicho encuentro no se encontraba dentro de los actos protocolarios de la ceremonia y por eso pasó casi que desapercibido por los numerosos medios de comunicación, tanto de la región, como del país y del exterior.

Un paso enorme en el camino de la reconciliación

Nuestro reportero gráfico, Giovanni Montoya, captó el momento en que Márquez se levantó de su silla y se dirigió hacia Palacio Tamayo y se estrecharon la mano. Fue un saludo cordial, sin mucha emotividad, pero el principio del proceso de la reconciliación que hoy claman los colombianos.

Un encuentro no emotivo, pero de gran significado
Fotos: Giovanni Montoya -EL PREGONERO DEL DARIÉN