domingo, 6 de diciembre de 2020

Terminamos un año totalmente atípico

El año 2020, de ingrata recordación ante la llegada del Covid-19 y las desastrosas consecuencias en la economía mundial, nos puso a repensar muchas de nuestras actividades habituales.

Nos aprestamos a despedir el año 2020, un año difícil, solamente rentable para la banca y los grandes empresarios que lograron sacarle ventaja a la pandemia y hacerse al paquete más jugoso de los incentivos del gobierno nacional.

Las pequeñas y medianas empresas, la clase media y los sectores populares en general, duramente golpeados apenas si intentan levantar cabeza, esperanzados en que la temporada navideña y año nuevo les devuelva en parte la esperanza.

Un año crítico para la mayoría de los colombianos, que además dejará hondas secuelas en el sector salud, históricamente golpeado por los bajos presupuestos; en las finanzas públicas nacionales, regionales y locales habrá un revolcón en la mayoría de los programas de gobierno, pues ningún mandatario será capaz de cumplir con sus promesas, ante semejante eventualidad.

Pero no todo es tragedia, y la vida continúa, nosotros como medio de comunicación hemos dado varios saltos importantes, en plena pandemia sacamos al aire nuestro portal de noticias. www.elpregonerodeldarien.com.co, pusimos en marcha nuestro canal de YouTube y fortalecimos  nuestro tradicional producto, El Pregonero del Darién, con un comprometido grupo de apoyo y en versión digital. No dejamos de informar un solo día, aun en medio de grandes limitaciones de todo orden.


Además, impulsamos otro proyecto informativo, el cual trabajaríamos en bloque con los ya existentes, dirigido a fortalecer el modelo comunicacional de Urabá, de una manera ágil y responsable. De esto les hablaremos cuando todo esté un poco más consolidado, ya que este es solamente un abrebocas.

Seguimos contra viento y marea cumpliendo nuestra misión informativa, haciendo frente a toda clase de dificultades, bajo la indiferencia de la gran mayoría de la clase política, esa que se fastidia cuando se les fiscaliza lo público, no sus fincas, ni sus negocios particulares, esa que se molesta cuando el periodista pasa del aplauso a la denuncia, situaciones que por fortuna hemos sorteado, ya hace casi dos décadas y aquí estamos firmes como la roca.

Hoy vivimos en una sociedad donde defender lo público, los derechos humanos, denunciar a los ladrones de los dineros públicos, el medio ambiente, la salud y la vida, se convirtió en delito y termina más perseguido y estigmatizado el denunciante que el pícaro.Seguiremos cumpliendo nuestro deber de informar, siempre con responsabilidad, queremos agradecer con el alma a los anunciantes que nos acompañaron durante este 2020, a nuestros columnistas y colaboradores, a los lectores por su fidelidad, al equipo de trabajo que día a día aporta, para que estos procesos no se detengan, para que sigan su curso en la historia regional.

Tenemos la certeza que un nuevo día amanecerá lleno de oportunidades, que tendremos muchos más atardeceres, plenos de luz, para iluminar nuestras acciones, que muchas noches más vendrán para seguir puliendo nuestros sueños, hasta llevarlos a la realidad.

Informar se hace  cada más  más  difícil, no solamente en Colombia, sino en el mundo, los medios de comunicación se han  ido convirtiendo en máquinas de propaganda, como lo que acaba de ocurrir  con la revista Semana y este modelo navega proporcionalmente hablando por las regiones, los políticos  necesitan son oficinas de propaganda, para mantenerse en el poder, fortalecer sus tentáculos de corrupción,  sin nadie  que los vigile, la información les estorba, buscan son aplausos permanentes  para alimentar su descomunales egos transitorios.

Por eso, cada día vemos en nuestros medios más propaganda, más lisonjas para los funcionarios, más publicidad, más elogios y menos información, el periodismo investigativo agoniza, el periodismo crítico en vía de extinción y la información cada vez más precaria y una sociedad navegando en la oscuridad, sin faros que guíen su camino, mientras que el tape tape se apodera de todo, especialmente de lo público. (diciembre-2020)

(En la foto-Wilmar Jaramillo Velásquez- Director-El Pregonero del Darién)


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