lunes, 15 de mayo de 2023

De nuevo mis maestros

Los dejo con este homenaje del grupo Andino, Pasajeros, tan nuestros como las montañas y sus cóndores volando bajo el suave viento de la libertad y el cielo azul.

Por: Wilmar Jaramillo Velásquez/Opinión/El Pregonero del Darién

Wilmar Jaramillo Velásquez
Muy temprano el médico Libardo Soto me recordó que hoy era el Día del Maestro, muy grave porque es una fecha que nadie debería olvidar, debería estar como marca indeleble en el imaginario de cada uno de quienes tuvimos el privilegio de aprenderles algo en esta existencia, de haber recibido su aporte en nuestra formación.

Entonces recordé con alegría las clases en la Escuela Marco Fidel Suárez y en el Instituto Santuario, los recreos en sus enormes canchas, los pisos de madera en la vieja edificación y desde luego a mis profesores del alma, Huber Cataño Bedoya, ya fallecido, a Alfonso Magmud, hoy en Pereira y a quien le debo una visita, será un encuentro para la historia, hace medio siglo me indujo a la lectura, cuando me regaló el primer libro.

Recordé la enseñanza de Jaime Bedoya, como rector del Instituto Santuario y con quien aún sostengo prolongadas conversaciones especialmente de política, pasó por mi mente y mi corazón la imagen de Álvaro Sierra, un bogotano que dedicó su vida a la cátedra universitaria, media de ella en la Tadeo Lozano, a Jorge Arévalo, un mago de la pedagogía, diestro en el arte de trasmitir conocimientos, practico, como él ninguno.

Fueron los seis educadores, junto con mi padre que marcaron mi vida, me formaron en derechos humanos, ética, humanismo, el valor de la libertad, el respeto por nuestros semejantes, la rebeldía para no inclinarme ante el poder, todo eso antes que matemáticas y geografía que eran tan aburridoras, me enseñaron justamente aquello que no estaba en los anacrónicos pensum académicos de la época.

Jaime Bedoya llegó como rector del colegio siendo un adolescente, tenía los cabellos largos y libres como sus ideas, formó un alboroto en un pueblo azotado por una godarria camandulera, para la cual pensar y más si ese pensar era diferente al de ellos, era pecado mortal.

Dos de mis profesores han partido de este mundo, Bedoya y Sierra, dejando un gran legado en la formación de personas, Jaime Bedoya y Alfonso siguen en Pereira, no es difícil entablar con ellos un diálogo franco.

Hoy día del maestro rindo tributo, respeto y admiración por esos personajes, y tengo el honor de agregar dos nombres más, el de mi hijo Wilmar, quien sigue los caminos del docente, del formador de hombres libres y de su esposa Mariana, ellos han demostrado con sus acciones que el primer salón de clases está en la casa con sus hijos.

Los dejo con este homenaje del grupo Andino, Pasajeros, tan nuestros como las montañas y sus cóndores volando bajo el suave viento de la libertad y el cielo azul.

El mundo es un pizarrón (Pasajeros)

En tu mano hay una tiza, en tu rostro una sonrisa

En tu sueño más inmenso hay un cantar

Con paleta y acuarela pinta el maestro de escuela

Cuando su mayor pasión es enseñar

 Suave para biología, duro en trigonometría

Pero siempre está pariendo humanidad

Cómo hacer para explicarte,

Esa es otra especie de arte

Injusticias que tu tienes que cambiar.

 Es el mundo un pizarrón, pongan toda su atención

Porque espero que se aprendan la lección

Capitalismo salvaje hallarás a cada viaje

Para el pobre nunca existe solución

Es el mundo un pizarrón pongan toda su atención

En mitad de la tormenta estarás vos

Al final de la jornada me dirás que estás cansada

Pero que le has puesto todo el corazón

 Y tal vez en el camino, volveré a escuchar un trino

Como cuando hablabas ante mi salón

Te agradezco con el alma, las capsulitas que salvan

El mundo maestro que aprendí de vos

 Aprendí que la utopía hay que hacerla cada día

Que no es lo mismo una estrella que un millón

Bajo un cielo oscurecido

Hay que estar aún más unidos

Para hacer la luz que alumbre la razón

Es el mundo un pizarrón, pongan toda su atención

Porque espero que se aprendan la lección

Aprendí que la utopía hay que hacerla cada día

Que no es lo mismo una estrella que un millón

Es el mundo un pizarrón, pongan toda su atención

En mitad de la tormenta estarás vos

Bajo un cielo oscurecido

Hay que estar aún más unidos

Para hacer la luz que alumbre la razón.