Las experiencias vividas por este gremio,
explotado, invisibilizado y fuertemente castigado e ignorado por el gobierno
nacional, es que no pueden construir la casa para que vengan otros a adueñarse
de ella, habitarla y luego sacarlos por la puerta de atrás.
Por:
Wilmar Jaramillo Velásquez
Director
EL PREGONERO DEL DARIÉN
Director
EL PREGONERO DEL DARIÉN
Duras experiencias ha
vivido el sector platanicultor en la región de Urabá, desde la violencia
física, hasta el desconocimiento total de su existencia, siempre se habla con
exquisito lenguaje de las 30 mil o más hectáreas de banano cultivado, de los puestos
de trabajo y de las divisas que produce el banano, pero el plátano no lo citan
no por equivocación.
Y esa estrategia de desconocer
este gremio está ligada a negarle sus derechos, a no abriles espacios de
progreso y desarrollo, a mantener las políticas de sometimiento y de
explotación desmedida, que los mantiene bajo una pobreza azarosa y una
dependencia colonial.
Después de muchos años de
transitar a la bartola, de dar palos de ciego con organizaciones que no
cambiaron en nada el panorama de estos pequeños productores, de darse cuenta que
fue más grave el remedio que la enfermedad, de cambiar los modelos de
explotación por otros peores, han logrado fortalecer y enrutarse bajo la tutela
de la Federación de Platanicultores de Urabá(Fedeplaur), una organización que
en poco tiempo ha logrado grades avances operativos y organizacionales, que ha
mostrado capacidad de gestión, claridad sobre su rumbo, que ha vencido
obstáculos, pero que tiene muy claro cuál es su norte.
Fedeplaur, ha desnudado
públicamente la realidad del sector, sus dificultades y la gran deuda social que
el gobierno tiene acumulada con ellos, ha abierto los canales de comunicación
con el gobierno nacional, con los alcaldes sordos de la zona, con las mismas
comercializadoras del producto, con las cuales tienen diferenciales abismales,
pero no se han cerrado bajo dogmas retardatarios ni doctrinas complicadas.
“Buscamos un diálogo fraternal, franco y sincero”, decía uno los comunicados
hechos púbicos por Fedeplaur.
Falta de garantías para
exportar, el acceso a puerto, los costos de los insumos, la lucha desigual
contra la Sigatoka Negra, plaga que se ensaña en las plantaciones, la falta de
renovación de cultivos, la modernización de las empacadoras, los controles
generales fitosanitarios, la falta de vivienda digna, de saneamiento básico
para cumplir las exigencias de las exportaciones, todo esto ha quedado al
desnudo, luego de serios y juiciosos estudios y análisis realizados por
Fedeplaur.
Pero ya organizados, el
sector despierta los apetitos desmedidos de la politiquería, despierta las
ambiciones justamente de quienes tanto daño le han hecho a estos pequeños
productores y ahora, tanto la Federación como el gremio en general, comienzan a
ser atractivo para permearlos, para dividirlo, para golpearlo. Los intereses son
muchos y grandes, hay bastantes elementos en juego y es ahí donde está el reto
más grande de los Platanicultores, sobrevivir a estos zarpazos, sobreaguar
prácticamente a la primera campaña política que deben afrontar como gremio
organizado, desde luego haciendo uso del derecho constitucional a elegir y ser
elegidos de acuerdo a sus creencias y conveniencias personales, porque ese
derecho nadie se los puede arrebatar. Es una desgracia tener que decirlo, pero
la experiencia ha si lo ha demostrado. La política, con muy pocas excepciones,
lo que toca lo corrompe.
Ahora, los directivos de
Fedeplaur están a prueba y es la prueba del fuego la que deben sortear. Cuidar
la casa, acabarla de construir y estar muy atentos, sin olvidar la sabia
enseñanza que dice: “A tu casa vendrán y de ella te sacarán”. El camino es largo
y espinoso, pero también hay una junta directiva, madura, conocedora del sector
y no es ajena a estas vicisitudes.
Urabá - Abril de 2013