domingo, 8 de septiembre de 2019

El caso de Chigorodó, no se puede replicar

Editorial septiembre:
Justamente en Apartadó fluye la noticia que un sector político, en alianza con un medio de comunicación, prepara una andanada de calumnias, infundios y presuntos, contra otra agrupación, sus amigos y allegados.


Uno de los casos que hay que resaltar al día de hoy, es la forma pacífica y civilizada como se adelanta la campaña política en el municipio de Carepa, incluso en la fijación de la publicidad, cuando se ha disminuido considerablemente la fijación de afiches en espacios públicos.

Los partidos políticos han ido entendiendo que ensuciando las casas, los postes, árboles, puentes y otros espacios, no es la mejor forma de convencer a sus electores, y que evitando estas prácticas contribuyen a la cultura ciudadana.

Hace rato venimos afirmando que en Urabà la cultura política está en construcción, lo mismo que el voto de opinión, una construcción muy lenta por cierto y la falta de ella, es la que lleva a los continuos enfrentamientos entre seguidores de uno u otro bando.

Tampoco ha sido posible el control, la investigación y sanción a los perfiles falsos en redes sociales, donde un pequeño grupo de desadaptados hace tremendo daño a la frágil democracia, bajo la mayor impunidad. Esta guerra sucia se vive con intensidad en Turbo y Apartadó.

Justamente en Apartadò fluye la noticia que un sector político, en alianza con un medio de comunicación, prepara una andanada de calumnias, infundios y presuntos, contra otra agrupación, con personal contratado para este fin, ya esta actividad atentatoria contra la paz y la democracia se vivió en la campaña pasada, sin que los responsables directos de actos tan ruines, se molesten en rechazar y evitar y eso que dicen haber atendido el pacto trasparencia del Obispo de Apartadò, Hugo Alberto Marín. Entonces uno se pregunta ¿ya están perdidos en las urnas y deben acudir a estas prácticas?
En Chigorodó, finalmente de los insultos y desafíos en redes sociales, pasaron a los ataques violentos, con saldo de varios heridos, convirtiéndose en los actos màs repudiables de la actual jornada política en Urabà.
                         

Esperamos que esta reprochable conducta, no se traslade a otros municipios, y que los candidatos tomen el control real de sus campañas, bajo consignas de respeto mutuo y civilidad, que conviertan esta campaña en la fiesta de la democracia, donde siempre habrá vencidos y vencedores, esto no es nuevo, ocurre cada cuatro años y las comunidades pronto vuelven a sus actividades cotidianas, todo vuelve a la normalidad, nuestros vecinos seguirán siendo los vecinos, las amistades que se apartaron por ignorancia política, mañana volverán.

Muy bien por la ciudadanía del Urabà Norte y de Carepa, por su ejemplar comportamiento, eso es un gran aporte a la paz y a la convivencia en general, atrás han quedado los años fatales en los cuales los vecinos se mataban u odiaban por colores partidistas, la sociedad evoluciona.

Lo más importante es que el ciudadano pueda ejercer su derecho al voto sin ninguna presión, en total libertad, que las autoridades estén diligentes, ante cualquier alerta temprana o amenaza que se pueda registrar contra nuestra enclenque y frágil democracia.

Estudios de organizaciones sociales serias, dan cuenta, que uno de cada cuatro municipios del país tiene amenazado el proceso electoral y esa no es una buena noticia.