El año 2020, de ingrata recordación ante la llegada del Covid-19 y las desastrosas consecuencias en la economía mundial, nos puso a repensar muchas de nuestras actividades habituales.
Nos aprestamos a despedir el año 2020, un año difícil, solamente rentable para la banca y los grandes empresarios que lograron sacarle ventaja a la pandemia y hacerse al paquete más jugoso de los incentivos del gobierno nacional.
Las pequeñas y medianas empresas, la clase
media y los sectores populares en general, duramente golpeados apenas si
intentan levantar cabeza, esperanzados en que la temporada navideña y año nuevo
les devuelva en parte la esperanza.
Un año crítico para la mayoría de los
colombianos, que además dejará hondas secuelas en el sector salud,
históricamente golpeado por los bajos presupuestos; en las finanzas públicas
nacionales, regionales y locales habrá un revolcón en la mayoría de los
programas de gobierno, pues ningún mandatario será capaz de cumplir con sus
promesas, ante semejante eventualidad.
Pero no todo es tragedia, y la vida
continúa, nosotros como medio de comunicación hemos dado varios saltos
importantes, en plena pandemia sacamos al aire nuestro portal de noticias. www.elpregonerodeldarien.com.co, pusimos en marcha nuestro canal
de YouTube y fortalecimos nuestro
tradicional producto, El Pregonero del Darién, con un comprometido grupo de
apoyo y en versión digital. No dejamos de informar un solo día, aun en medio de
grandes limitaciones de todo orden.
Seguimos contra viento y marea cumpliendo nuestra misión informativa, haciendo frente a toda clase de dificultades, bajo la indiferencia de la gran mayoría de la clase política, esa que se fastidia cuando se les fiscaliza lo público, no sus fincas, ni sus negocios particulares, esa que se molesta cuando el periodista pasa del aplauso a la denuncia, situaciones que por fortuna hemos sorteado, ya hace casi dos décadas y aquí estamos firmes como la roca.
Hoy vivimos en una sociedad donde defender lo público, los derechos humanos, denunciar a los ladrones de los dineros públicos, el medio ambiente, la salud y la vida, se convirtió en delito y termina más perseguido y estigmatizado el denunciante que el pícaro.Seguiremos cumpliendo nuestro deber de informar, siempre con responsabilidad, queremos agradecer con el alma a los anunciantes que nos acompañaron durante este 2020, a nuestros columnistas y colaboradores, a los lectores por su fidelidad, al equipo de trabajo que día a día aporta, para que estos procesos no se detengan, para que sigan su curso en la historia regional.
Tenemos la certeza que un nuevo día
amanecerá lleno de oportunidades, que tendremos muchos más atardeceres, plenos
de luz, para iluminar nuestras acciones, que muchas noches más vendrán para
seguir puliendo nuestros sueños, hasta llevarlos a la realidad.
Informar se hace cada más
más difícil, no solamente en
Colombia, sino en el mundo, los medios de comunicación se han ido convirtiendo en máquinas de propaganda,
como lo que acaba de ocurrir con la
revista Semana y este modelo navega proporcionalmente hablando por las
regiones, los políticos necesitan son
oficinas de propaganda, para mantenerse en el poder, fortalecer sus tentáculos
de corrupción, sin nadie que los vigile, la información les estorba,
buscan son aplausos permanentes para alimentar
su descomunales egos transitorios.
Por eso, cada día vemos en nuestros medios
más propaganda, más lisonjas para los funcionarios, más publicidad, más elogios
y menos información, el periodismo investigativo agoniza, el periodismo crítico
en vía de extinción y la información cada vez más precaria y una sociedad
navegando en la oscuridad, sin faros que guíen su camino, mientras que el tape
tape se apodera de todo, especialmente de lo público. (diciembre-2020)
(En la foto-Wilmar Jaramillo Velásquez- Director-El Pregonero del Darién)
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