El Presidente no puede ser tan ingenuo para no entender la celada que le tienden en Antioquia desde la gobernación y la alcaldía de Medellín.
Por: Wilmar Jaramillo Velásquez
La
extrema derecha envalentonada con el triunfo en Antioquia está armando desde
esta zona la plataforma para las elecciones presidenciales del 26, por tanto,
es ingenuidad del presidente Petro la mano tendida a estos extremistas que
odian todo lo que el jefe de estado hace y propone. Jamás llegarán a puntos de
aproximación ni en la diferencia como lo anhela el Jede de Estado.
El Centro Democrático está utilizando al gobernador como punta de lanza para su resurrección, lo han convertido en la oveja mansa de Uribe, quien le tira línea soterradamente para que alimente la caldera del odio en procura de réditos políticos.
ÉL
ingenuamente, prefiere quedarse solo insultando al presidente, que buscar
alianzas para avanzar al menos en temas sociales de Antioquia. Lo importante es
tener contento al patrón, el pueblo nunca ha contado para ellos.
Le
extrema derecha en un solo bloque se armó para hundir las reformas del
gobierno, para luego increparle en campaña el incumpliendo de las mismas, ya lo
hicieron en la alcaldía de Bogotá, están aplicando la misma fórmula. Jamás
renunciarán a sus privilegios.
Fueron
incapaces de facilitar por la vía pacífica, después décadas de violencia, unas
reformas y cambios mínimos para mejorar las condiciones de vida de las mayorías
de los colombianos. La historia nunca les perdonará.
El
mandatario antioqueño se quedó solo con su propuesta de republiqueta bananera
independiente, de despedazar el país, los gobernadores masivamente rechazaron
la idea, como vienen rechazando el retorno del paramilitarismo disfrazado de
“Frentes de Seguridad”, nada menos en Urabá, una de las regiones más golpeadas
por ese esperpento, le gritaban, abajo las Convivir y los “Frentes de Seguridad,
en presencia de presidente Petro.
El Gobernador
no ha sido honrado con sus ciudadanos, él sabe que fueron Pastrana y Uribe quienes
le dieron el zarpazo a las finanzas departamentales y que el propio presidente
en Cartagena apoyado por todos los gobernadores comenzó a conciliar este
adefesio con la presentación de un proyecto de ley que corrija el descalabro
Pastrana-Uribe.
Para
recuperar las finanzas departamentales no hay que desmembrar la nación,
simplemente hay que profundizar en la descentralización administrativa,
claramente definida en la Constitución del 91 y avanzar en autonomías, lo demás
es demagogia y politiquería ordinaria, populismo del fino.
Petro
tiene que entender que no habrá pacto con los bananeros, que en Antioquia desde
la Alcaldía de Medellín y la Gobernación donde se consideran otra raza y otra
Colombia, se creen multimillonarios y autosuficientes, le dejarán la mano
tendida, entonces apurar el ritmo con los alcaldes para seguir la inversión
social y la transformación de los territorios como el mismo lo llama. Se acabó
la botadera de corriente y para adelante.
Por
muchas acciones que haga el gobierno nacional, por billones de pesos que
disponga en el Plan de Desarrollo para este departamento, a estos personajes le
importará un bledo, el discurso previamente prefabricado terminará por
imponerse, por descalificar, porque todo es una estrategia electorera.
Por
fortuna hoy en los tiempos de estos engendros de la mala política, el ciudadano
esta mejor informado y esa comunicación directa del presidente con el pueblo,
llevando obras desarrollo, salud, carreteras, créditos, entregando tierras, no
solamente lo siguen considerando un hombre popular, sino que va cerrando esas
brechas de la desinformación y la mentira.
Un solo
ejemplo, en Urabá el presidente con el gobernador de Antioquia como testigo,
hizo un plebiscito que duró un minuto; preguntó a la multitud si preferían el
túnel del Toyo o agua potable y el pueblo gritó al unísono. Agua...agua…
Antioquia
tan rico, sobrado y solvente, a pesar de aportar el 15.1% al PIB, registra
cifras estremecedoras de pobreza, el 28,8% de las familias al año 2023, estaban
en incapacidad de alcanzar ingresos adecuados para sus necesidades básicas,
pero hay más, “ese mismo año 490 mil hogares se ubicaron bajo inseguridad
alimentaria lo que equivale al 60% de los hogares, es decir, siete de cada diez
hogares antioqueños sufrieron de hambre, además 400 mil adultos mayores se
encuentran en vulnerabilidad”
“Antioquia
registra una de las medidas más altas inequidad del país, tanto en ingresos y
riqueza como tierra. En el 2022 Antioquia fue el sexto departamento con más desigualdad
en Colombia y en regiones como Bajo Cauca, Urabá, o municipios como Vigía del Fuerte
y Murindó, la inseguridad alimentaria está sobre el 70%. En su capital Medellín,
el 59% de la gente carece de al menos una comida al día”
Este es
el panorama de un departamento que sus dirigentes muestran como rico y todo
poderoso, para humillar e insultar al Presidente, pero también demuestra que
están cañando, o fantochando como dicen por ahí.
Además,
sumemos el embeleco de Uribe del milloncito de pesos para terminar las vías 4-G,
que el malvado de Petro no termina, el acto más populista, descarado y perverso
que se inventaron para descalificar el gobierno nacional y montar la campaña
presidencial desde Antioquia.
Es muy
probable que los generosos empresarios del Sindicato Antioqueño también
terminen las vías, pero colocarán un peaje cada 40 kilómetros, por 30 o 40
años.
Señor
Petro, a trabajar sin mirar atrás, seguir concertando con los alcaldes y mover
las inversiones sociales ya definidas por que el tiempo se agota.
Sobre
las 4-G de Antioquia, si hay que trasladar el billón de pesos para el acueducto
regional de Urabá adelante, ya el pueblo le dio el visto bueno, al fin los
ricos seguirán viajando en avión y a los pobres que vamos por carretera, que
nos habían anunciado reducir el tiempo de viaje y con ello los
pasajes,
por el contrario, ya van por el doble. Al pueblo nunca le toca.
Finalmente,
señor presidente, sino usted no se amarra los pantalones con los altos funcionarios
que tienen agenda propia, que crean nuevos partidos bajo su sombra y que se lo
pasan por las regiones haciendo politiquería con los proyectos y la nómina
estatal como el politiquero de Mauricio Lizcano, el cambio estará cada vez lo más
lejano de lo que pensamos.
*Las cifras aquí citadas, a las que les doy toda credibilidad, pertenecen al Grupo de Investigación, Hegemonía, Guerras y Conflicto del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia.